Truvia, todo comienza con una planta...

...y esa planta es la Stevia. Esta pequeña hoja contiene un dulce secreto.

Agua. Sol. Nutrientes de la tierra. Estos son los nutrientes de la planta de la Stevia. Después, la propia naturaleza se encarga de desarrollar poco a poco un maravilloso sabor dulce.
Cuando la planta de la Stevia se encuentra en su momento óptimo para la recolección, las hojas secas de Stevia se sumergen en agua de un modo similar a como preparamos el té. Esto desprende la rebiana, que es la parte mas sabrosa de la hoja.
El endulzante Truvia aporta a todos los alimentos un delicioso sabor dulce sin calorías. 

Llegó a España a finales de 2011 para iniciar una categoría completamente nueva para todos aquellos que quieren cuidarse con productos que no añaden calorías provenientes de una planta, la Stevia. Además, el endulzante Truvía tiene forma cristalina, muy parecida al del azúcar, y un sabor único.

Se trata de un endulzante 100% apto para la dieta de pacientes con sobrepeso, obesidad y diabetes, así como para celíacos y embarazadas.

Resulta perfecto no sólo para el café, té, infusiones, frutas y cereales, sino también para aplicar en tus recetas más cotidianas y generar platos ligeros y tentempiés equilibrados.

La receta que os traigo hoy no es mia, se la vi a Yolanda de Magdalenas de chocolate, y como ya la había preparado un par de veces pensé en hacerlas un poco más naturales y sanas, ¿y qué mejor que haciéndolas con Stevia de Truvía?

Receta:

100gr. margarina

38gr. endulzante de Stevia de Truvía

1 pizca de sal

60gr. puré de remolacha (ahora os digo como hacerlo)

250gr. harina para la masa rosa

100gr. harina para la masa blanca

Elaboración:

Lo primero de todo será el puré de remolacha. Para ello necesitamos remolacha cocida, cogemos algo más de 60gr. y cortamos en trozos mediamos, dejamos escurrir durante una hora al menos. Pasado el tiempo es tan sencillo como triturar la remolacha y listo.

Ahora sí, empezaremos trabajando la margarina hasta que esté cremosa. Añadimos el endulzante y la sal, y batimos hasta que se incorporen.

Separamos la mezcla en dos para así poder obtener dos sabores.
En un bol añadimos el puré de remolacha y mezclamos bien con la margarina. Ahora empezamos a echar los 250gr. de harina, poco a poco, hasta crear una masa lisa, uniforme y que no se pegue. Tapamos y reservamos en la nevera.

A la otra mitad que tenemos reservada le añadimos los 100gr. de harina, amasamos y tapamos. Reservamos también en la nevera.

Tendremos ambas masas sobre una hora reposando.

Pasado el tiempo estiramos ambas masas formando un rectángulo del mismo tamaño, el rosa deberá tener un par de centímetros más de ancho.
Cuando las tengamos estiradas, ponemos la masa rosa  encima de la amarilla ajustando bien los bordes, nos

debe quedar un poco más ancha la rosa. Ahora vamos enrollando, siempre por el lado más largo donde las masas quedan juntas, nunca enrolléis por el lado corto porque os quedarán unas galletas gigantes.

Enrollamos haciendo presión para que ambas masas se junten bien. Cuando tengamos el rollo formado tendremos la masa rosa sobre sí misma, por eso dejamos un poco más largo el lado rosa, para que toda la espiral quede cerrada por la masa rosa.
Envolvemos el rulo en film y a la nevera mínimo media hora.
Pasado el tiempo cortamos las galletas, aplanamos ligeramente y llevamos al horno druante 15 minutos a unos 180ºC. 

Dejamos que se templen y pasamos a unas rejillas hasta que se enfríen totalmente. 

¿No os parece una receta súper interesante?

A nosotros en casa nos gustan mucho, y con lo sanas y naturales que son...¡no se puede pedir más!

Os animo a que las probéis, al igual que el endulzante, porque con él no echaréis de menos el azúcar. Ahora es el protagonista de mis desayunos, ¡mirad!

¡Sed felices!